[IAEP] El fracaso del sistema educativo
Carlos Rabassa
carnen at mac.com
Wed Feb 22 14:11:04 EST 2012
Copia de artículo de Luis Osín en Brecha, cortesía de Ricardo Vilaró
(Ilustración no es la publicada con el artículo)
“Ni los docentes ni los alumnos son responsables
A los 14 años, mi estatura era de un metro y cincuenta centímetros. Roberto,
mi mejor amigo, un mes menor que yo, medía 1,70 metros, y me consolaba
diciéndome que yo había llegado a la estatura de Napoleón. A los 17 años,
mientras Roberto había permanecido en la misma estatura, yo había alcanzado
1,75 metros.
Mi lento crecimiento en estatura no me molestó especialmente, porque mi
desarrollo intelectual era muy rápido. Y, sobre todo porque, cuando llegué a
la edad en que comenzó a interesarme el sexo opuesto, mi altura era muy
satisfactoria.
El desarrollo intelectual de Roberto, que es el personaje central de esta
historia era, en cambio, mucho más lento. El pobre Roberto recibía
permanentes consejos de sus maestros: "Debes trabajar más", "Tienes que
hacer un esfuerzo mayor", o lo que es peor, "No seas haragán". Roberto, como
muchos otros a los que dedico este artículo, fue finalmente vencido por la
confluencia de matemática, física y química, y abandonó el liceo.
Se me ocurrió pensar cuál hubiese sido el impacto sobre mi motivación,
estado de ánimo, mi imagen frente a mis compañeros y mi actitud frente a la
escuela y el liceo, si permanentemente me hubiesen asediado con: "Debes
crecer más rápidamente", "Deberías ser más alto", "Haz un esfuerzo para
crecer" o "No seas haragán".
El caso de Roberto no fue trágico porque comenzó a trabajar muy joven y,
como persona inteligente, progresó en su trabajo, llegó a cargos de
importancia, se casó y desarrolló una hermosa familia.
Pero Roberto podría haber disfrutado de su proceso educativo, y
probablemente haber llegado a la Universidad, si el sistema hubiese
reconocido que la velocidad de aprendizaje, así como el ritmo de crecimiento
en estatura, son parámetros personales, que el individuo no puede controlar.
La gran diferencia es que el crecimiento en estatura es visible, mientras
que la velocidad de aprendizaje no lo es.
Pero aunque no sea visible, las diferencias en la velocidad de aprendizaje
son conocidas, y la investigación educativa ha encontrado que la
distribución de velocidades es normal (curva de Gauss) y que los alumnos en
el 5 por ciento inferior de la distribución necesitan cinco veces más tiempo
que los alumnos en el 5 por ciento superior para estudiar los mismos
contenidos.
¡Y el sistema educativo quiere que todos los alumnos aprendan los mismos
contenidos en el mismo tiempo!
De ahí el título de esta nota. El fracaso del sistema educativo se debe a
una concepción errónea del mismo, de la cual ni los docentes ni los alumnos
son responsables.
Suelo comentar que los pedagogos exitosos del sistema son los profesores de
educación física. Cuando el profesor lleva a sus alumnos a practicar salto
alto, pone la barra en un nivel tan bajo que todos la saltan con facilidad,
pero luego la va subiendo paulatinamente, de modo que cada alumno salte al
máximo de sus posibilidades.
Eso es lo que debemos exigir del sistema educativo: una estructura en que
cada alumno o estudiante pueda progresar de acuerdo a sus características
personales y, en particular, de acuerdo a su velocidad de aprendizaje.
El concepto de producción en masa que caracteriza al sistema educativo debe
ser cambiado drásticamente, de la misma manera que la industria ha cambiado.
Desde la frase de Henry Ford: "un auto del color que quiera, siempre que sea
negro", hasta la línea de producción computarizada de hoy en día hay un
salto fundamental. Ese salto se lo debemos exigir también al sistema
educativo.
Y de la misma manera que la tecnología ha posibilitado la nueva línea de
producción industrial, también permite estructurar un sistema educativo
adaptado a las necesidades de cada alumno. La enseñanza frontal, con el
docente como fuente única de información, trasmitiéndola al mismo ritmo a
alumnos de ritmos de aprendizaje totalmente diferentes, debe desaparecer.
Las computadoras del Plan Ceibal deben ser utilizadas para ser fuentes de
información y de interacción que cada alumno maneje de acuerdo a su ritmo.
La interacción educacional debe ser entre grupos de alumnos trabajando en
proyectos, bajo la guía del docente, pero sin que éste sea la fuente del
conocimiento. Y cada alumno debe tener una carga adecuada a su ritmo, por lo
cual su progreso curricular será en función de su ritmo de aprendizaje,
disponiendo del tiempo adecuado para internalizar cada tema. En esta forma,
en lugar del tiempo fijo determinado por la presentación del docente, los
alumnos de aprendizaje rápido progresarán más rápidamente que los de
aprendizaje medio, y los alumnos de aprendizaje lento progresarán más
lentamente, pero aprendiendo, en lugar de desperdiciar su tiempo saltando de
cada tema al siguiente sin aprender ninguno.
Además, el sistema educativo debe preparar a los estudiantes para la vida
real, y el modelo que les presenta el sistema educativo convencional no
cumple esa función. El ser que todo lo sabe, distribuyendo conocimiento a
sus alumnos, es la antítesis de lo que sucede en la vida real. Los
estudiantes del presente y ciudadanos del futuro deberán trabajar en equipo,
tendrán que buscar la información y los recursos necesarios para realizar
los proyectos en los que trabajan, deberán actuar con sentido crítico, tanto
con respecto a la información que reciben como a la valoración de lo que
hacen, y serán responsables por la excelencia del producto que construyan.
Al independizarnos de la enseñanza frontal, necesariamente sincrónica,
podemos determinar el número de actividades de aprendizaje asignadas a cada
alumno en un momento determinado, de modo de adaptarnos a cada uno en forma
personalizada. Queremos que todos los alumnos accedan a la maestría en los
temas que estudian, y a un buen producto en cada proyecto que se les
encomiende. La manera de conseguirlo es asignar más tareas en paralelo a los
alumnos rápidos y menos tareas en paralelo a los alumnos lentos. Como
ejemplo, un alumno rápido puede estar participando en tres proyectos, dos
actividades de aprendizaje individual, y dos actividades de enseñanza
asistida por computadora (eac), mientras que un alumno lento puede estar
participando en un proyecto, una actividad individual, y una actividad de
eac.
Ahora puede comprenderse también una de las razones de nuestra insistencia
en la actividad por proyectos. La estructura lineal del currículo
convencional obliga a todos los alumnos a moverse sobre una sucesión
rígidamente definida, mientras que los proyectos, si bien deben satisfacer
ciertas exigencias en cuanto a prerrequisitos, no están secuencialmente
ordenados y, por tanto, pueden asignarse en paralelo.
Por supuesto, ningún docente puede manejar esta multiplicidad de estados de
sus alumnos si no le proporcionamos las herramientas adecuadas, que en este
caso requieren un sistema computacional de administración pedagógica. Pero
no hay nada peyorativo en el hecho de que el docente necesite apoyo
computacional, pues sin este apoyo tampoco podrían funcionar los bancos, las
compañías de aviación, ni la mayor parte de la industria, el comercio y la
administración.
Es imposible que el docente recuerde el estado cognitivo de cada estudiante,
y tome decisiones educativas basadas en el mismo, cuando cada estudiante
está siguiendo una trayectoria distinta en el universo del conocimiento.
Felizmente, disponemos hoy de una tecnología computarizada que permite
resolver ese problema.
El sistema de administración computarizado nos indicará también cuándo un
alumno ha completado los requerimientos de un grado escolar, lo cual
permitirá promoverlo al grado siguiente. Es claro entonces que, a diferencia
del sistema actual, la promoción no se efectúa una vez al año, sino que
puede ser a los tres o cuatro meses para un alumno de aprendizaje muy
rápido, o a los 15 meses para un alumno de aprendizaje lento. La diferencia
en este caso con la situación actual, es que ese alumno lento ha sido
promovido porque domina los materiales curriculares, y no porque ha pasado
un año lectivo y el alumno pasa de grado sin haberlos aprendido.
El proceso de transición del sistema actual al que proponemos es, si
queremos que tenga éxito, necesariamente lento, pero si no comenzamos ese
proceso seguiremos inmersos en un sistema pedagógicamente indefendible, cuyo
fracaso vivimos día a día.
No corresponde a un artículo periodístico entrar en los detalles de ese
proceso de transición. Quien esté interesado puede encontrarlos (además de
una visión ampliada de los conceptos antes expuestos) en el artículo que
presenté en la conferencia de laclo 2011, realizada el pasado mes de octubre
en la Facultad de Ingeniería.**
* http://personal.cet.ac.il/osin
** http://164.73.14.14/moodle/mesa_redonda_laclo.html”
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