<html><head></head><body style="word-wrap: break-word; -webkit-nbsp-mode: space; -webkit-line-break: after-white-space; "><p><span class="Apple-style-span" style="font-size: 18px;">Copia de artículo de Luis Osín en Brecha, cortesía de Ricardo Vilaró</span></p><p><span class="Apple-style-span" style="font-size: 18px;"><img id="f7a545a3-0db3-4d8e-8e16-b2287a34adc9" height="341" width="500" apple-width="yes" apple-height="yes" src="cid:01763B77-6C11-4982-90F1-8BBF823E288C"></span></p><div>(Ilustración no es la publicada con el artículo)</div><p><span class="Apple-style-span" style="font-size: 18px; ">“Ni los docentes ni los alumnos son responsables </span></p><p><font class="fixed_width" style="font-size: 18px;">A los 14 años, mi estatura era de un metro y cincuenta centímetros. Roberto, <br> mi mejor amigo, un mes menor que yo, medía 1,70 metros, y me consolaba <br> diciéndome que yo había llegado a la estatura de Napoleón. A los 17 años, <br> mientras Roberto había permanecido en la misma estatura, yo había alcanzado <br> 1,75 metros. <br> </font></p><p><font class="fixed_width" style="font-size: 18px;">Mi lento crecimiento en estatura no me molestó especialmente, porque mi <br> desarrollo intelectual era muy rápido. Y, sobre todo porque, cuando llegué a <br> la edad en que comenzó a interesarme el sexo opuesto, mi altura era muy <br> satisfactoria. <br> </font></p><p><font class="fixed_width" style="font-size: 18px;">El desarrollo intelectual de Roberto, que es el personaje central de esta <br> historia era, en cambio, mucho más lento. El pobre Roberto recibía <br> permanentes consejos de sus maestros: "Debes trabajar más", "Tienes que <br> hacer un esfuerzo mayor", o lo que es peor, "No seas haragán". Roberto, como <br> muchos otros a los que dedico este artículo, fue finalmente vencido por la <br> confluencia de matemática, física y química, y abandonó el liceo. <br> </font></p><p><font class="fixed_width" style="font-size: 18px;">Se me ocurrió pensar cuál hubiese sido el impacto sobre mi motivación, <br> estado de ánimo, mi imagen frente a mis compañeros y mi actitud frente a la <br> escuela y el liceo, si permanentemente me hubiesen asediado con: "Debes <br> crecer más rápidamente", "Deberías ser más alto", "Haz un esfuerzo para <br> crecer" o "No seas haragán". <br> </font></p><p><font class="fixed_width" style="font-size: 18px;">El caso de Roberto no fue trágico porque comenzó a trabajar muy joven y, <br> como persona inteligente, progresó en su trabajo, llegó a cargos de <br> importancia, se casó y desarrolló una hermosa familia. <br> </font></p><p><font class="fixed_width" style="font-size: 18px;">Pero Roberto podría haber disfrutado de su proceso educativo, y <br> probablemente haber llegado a la Universidad, si el sistema hubiese <br> reconocido que la velocidad de aprendizaje, así como el ritmo de crecimiento <br> en estatura, son parámetros personales, que el individuo no puede controlar. <br> </font></p><p><font class="fixed_width" style="font-size: 18px;">La gran diferencia es que el crecimiento en estatura es visible, mientras <br> que la velocidad de aprendizaje no lo es. <br> </font></p><p><font class="fixed_width" style="font-size: 18px;">Pero aunque no sea visible, las diferencias en la velocidad de aprendizaje <br> son conocidas, y la investigación educativa ha encontrado que la <br> distribución de velocidades es normal (curva de Gauss) y que los alumnos en <br> el 5 por ciento inferior de la distribución necesitan cinco veces más tiempo <br> que los alumnos en el 5 por ciento superior para estudiar los mismos <br> contenidos. <br> </font></p><p><font class="fixed_width" style="font-size: 18px;">¡Y el sistema educativo quiere que todos los alumnos aprendan los mismos <br> contenidos en el mismo tiempo! <br> </font></p><p><font class="fixed_width" style="font-size: 18px;">De ahí el título de esta nota. El fracaso del sistema educativo se debe a <br> una concepción errónea del mismo, de la cual ni los docentes ni los alumnos <br> son responsables. <br> </font></p><p><font class="fixed_width" style="font-size: 18px;">Suelo comentar que los pedagogos exitosos del sistema son los profesores de <br> educación física. Cuando el profesor lleva a sus alumnos a practicar salto <br> alto, pone la barra en un nivel tan bajo que todos la saltan con facilidad, <br> pero luego la va subiendo paulatinamente, de modo que cada alumno salte al <br> máximo de sus posibilidades. <br> </font></p><p><font class="fixed_width" style="font-size: 18px;">Eso es lo que debemos exigir del sistema educativo: una estructura en que <br> cada alumno o estudiante pueda progresar de acuerdo a sus características <br> personales y, en particular, de acuerdo a su velocidad de aprendizaje. <br> </font></p><p><font class="fixed_width" style="font-size: 18px;">El concepto de producción en masa que caracteriza al sistema educativo debe <br> ser cambiado drásticamente, de la misma manera que la industria ha cambiado. <br> Desde la frase de Henry Ford: "un auto del color que quiera, siempre que sea <br> negro", hasta la línea de producción computarizada de hoy en día hay un <br> salto fundamental. Ese salto se lo debemos exigir también al sistema <br> educativo. <br> </font></p><p><font class="fixed_width" style="font-size: 18px;">Y de la misma manera que la tecnología ha posibilitado la nueva línea de <br> producción industrial, también permite estructurar un sistema educativo <br> adaptado a las necesidades de cada alumno. La enseñanza frontal, con el <br> docente como fuente única de información, trasmitiéndola al mismo ritmo a <br> alumnos de ritmos de aprendizaje totalmente diferentes, debe desaparecer. <br> </font></p><p><font class="fixed_width" style="font-size: 18px;">Las computadoras del Plan Ceibal deben ser utilizadas para ser fuentes de <br> información y de interacción que cada alumno maneje de acuerdo a su ritmo. <br> La interacción educacional debe ser entre grupos de alumnos trabajando en <br> proyectos, bajo la guía del docente, pero sin que éste sea la fuente del <br> conocimiento. Y cada alumno debe tener una carga adecuada a su ritmo, por lo <br> cual su progreso curricular será en función de su ritmo de aprendizaje, <br> disponiendo del tiempo adecuado para internalizar cada tema. En esta forma, <br> en lugar del tiempo fijo determinado por la presentación del docente, los <br> alumnos de aprendizaje rápido progresarán más rápidamente que los de <br> aprendizaje medio, y los alumnos de aprendizaje lento progresarán más <br> lentamente, pero aprendiendo, en lugar de desperdiciar su tiempo saltando de <br> cada tema al siguiente sin aprender ninguno. <br> </font></p><p><font class="fixed_width" style="font-size: 18px;">Además, el sistema educativo debe preparar a los estudiantes para la vida <br> real, y el modelo que les presenta el sistema educativo convencional no <br> cumple esa función. El ser que todo lo sabe, distribuyendo conocimiento a <br> sus alumnos, es la antítesis de lo que sucede en la vida real. Los <br> estudiantes del presente y ciudadanos del futuro deberán trabajar en equipo, <br> tendrán que buscar la información y los recursos necesarios para realizar <br> los proyectos en los que trabajan, deberán actuar con sentido crítico, tanto <br> con respecto a la información que reciben como a la valoración de lo que <br> hacen, y serán responsables por la excelencia del producto que construyan. <br> </font></p><p><font class="fixed_width" style="font-size: 18px;">Al independizarnos de la enseñanza frontal, necesariamente sincrónica, <br> podemos determinar el número de actividades de aprendizaje asignadas a cada <br> alumno en un momento determinado, de modo de adaptarnos a cada uno en forma <br> personalizada. Queremos que todos los alumnos accedan a la maestría en los <br> temas que estudian, y a un buen producto en cada proyecto que se les <br> encomiende. La manera de conseguirlo es asignar más tareas en paralelo a los <br> alumnos rápidos y menos tareas en paralelo a los alumnos lentos. Como <br> ejemplo, un alumno rápido puede estar participando en tres proyectos, dos <br> actividades de aprendizaje individual, y dos actividades de enseñanza <br> asistida por computadora (eac), mientras que un alumno lento puede estar <br> participando en un proyecto, una actividad individual, y una actividad de <br> eac. <br> </font></p><p><font class="fixed_width" style="font-size: 18px;">Ahora puede comprenderse también una de las razones de nuestra insistencia <br> en la actividad por proyectos. La estructura lineal del currículo <br> convencional obliga a todos los alumnos a moverse sobre una sucesión <br> rígidamente definida, mientras que los proyectos, si bien deben satisfacer <br> ciertas exigencias en cuanto a prerrequisitos, no están secuencialmente <br> ordenados y, por tanto, pueden asignarse en paralelo. <br> </font></p><p><font class="fixed_width" style="font-size: 18px;">Por supuesto, ningún docente puede manejar esta multiplicidad de estados de <br> sus alumnos si no le proporcionamos las herramientas adecuadas, que en este <br> caso requieren un sistema computacional de administración pedagógica. Pero <br> no hay nada peyorativo en el hecho de que el docente necesite apoyo <br> computacional, pues sin este apoyo tampoco podrían funcionar los bancos, las <br> compañías de aviación, ni la mayor parte de la industria, el comercio y la <br> administración. <br> </font></p><p><font class="fixed_width" style="font-size: 18px;">Es imposible que el docente recuerde el estado cognitivo de cada estudiante, <br> y tome decisiones educativas basadas en el mismo, cuando cada estudiante <br> está siguiendo una trayectoria distinta en el universo del conocimiento. <br> Felizmente, disponemos hoy de una tecnología computarizada que permite <br> resolver ese problema. <br> </font></p><p><font class="fixed_width" style="font-size: 18px;">El sistema de administración computarizado nos indicará también cuándo un <br> alumno ha completado los requerimientos de un grado escolar, lo cual <br> permitirá promoverlo al grado siguiente. Es claro entonces que, a diferencia <br> del sistema actual, la promoción no se efectúa una vez al año, sino que <br> puede ser a los tres o cuatro meses para un alumno de aprendizaje muy <br> rápido, o a los 15 meses para un alumno de aprendizaje lento. La diferencia <br> en este caso con la situación actual, es que ese alumno lento ha sido <br> promovido porque domina los materiales curriculares, y no porque ha pasado <br> un año lectivo y el alumno pasa de grado sin haberlos aprendido. <br> </font></p><p><font class="fixed_width" style="font-size: 18px;">El proceso de transición del sistema actual al que proponemos es, si <br> queremos que tenga éxito, necesariamente lento, pero si no comenzamos ese <br> proceso seguiremos inmersos en un sistema pedagógicamente indefendible, cuyo <br> fracaso vivimos día a día. <br> </font></p><p><font class="fixed_width" style="font-size: 18px;">No corresponde a un artículo periodístico entrar en los detalles de ese <br> proceso de transición. Quien esté interesado puede encontrarlos (además de <br> una visión ampliada de los conceptos antes expuestos) en el artículo que <br> presenté en la conferencia de laclo 2011, realizada el pasado mes de octubre <br> en la Facultad de Ingeniería.** <br> </font></p><p><font class="fixed_width" style="font-size: 18px;">* <a target="_blank" rel="nofollow" href="http://www.google.com/url?sa=D&q=http://personal.cet.ac.il/osin&usg=AFQjCNHoczC2F3lMtF7KMiGZYY_73eiKbA">http://personal.cet.ac.il/osin</a> <br> </font></p><p><font class="fixed_width" style="font-size: 18px;">** <a target="_blank" rel="nofollow" href="http://www.google.com/url?sa=D&q=http://164.73.14.14/moodle/mesa_redonda_laclo.html%E2%80%9D&usg=AFQjCNH1t-md6ANoUbNsBAtA6MHBG-rTVQ">http://164.73.14.14/moodle/mesa_redonda_laclo.html”</a> </font></p></body></html>